Planta de 70 cm de altura, con el tallo de color amarillo verdoso, tierno y crujiente. Se puede consumir crudo.
ORIGEN:
El apio es originario de las zonas Mediterráneas y también de las zonas del Caucas y Himalaia. Ya se conocía en Egipto, pero no fue hasta en la Edad Media que se empezó a usar como hortaliza.
CULTIVO:
Tierra y fertilización; prefiere tierras frescas y húmedas, ricas en humus y nutrientes. Por lo tanto, conviene abonar bien.
Siembra; en semillero sombreado de tierra muy fina enterrando la semilla 4 mm.
Trasplante; cuando la planta tiene 20 cm de altura podemos trasplantarla.
Mantenimiento; se van cortando las hojas a medida que las necesitamos.
Consejos; se aconseja aplicar 2 cm de compost sobre la tierra alrededor de las matas. Como es una planta de gran volumen, para el consumo familiar nos bastará con tres o cuatro plantas.
PLAGAS:
Los pulgones y hongos en las hojas son habituales en los apios.
ASOCIACIONES:
Se pueden cultivar los apios con las coles. Esta asociación protege a la col de la mariposa, y al apio de los pulgones, chinches, la mosca del apio y la mosca de la zanahoria. También se puede cultivar con guisantes, judías, pepinos, puerros y tomates. Es mejor no cultivar el apio juntamente con el maíz, las patatas y las zanahorias.
PROPIEDADES:
El apio tiene un alto contenido de fibra, vitaminas (C), ácido fólico y minerales (potasio, sodio y calcio). Es considerado un buen diurético debido al alto porcentaje de agua y ayuda a eliminar impurezas. También contiene substancias anticancerígenas. Además disminuye las enfermedades hepáticas, combate las infecciones y mejora la memoria. En uso externo se comporta como cicatrizante.